Se representa el Doríforo en actitud de avanzar; una pausa momentánea une la estabilidad al sentido
del movimiento en potencia. Es una acción con mucha menos fuerza que la del Discóbolo de Mirón, pero el
torso responde plenamente a ella. El Doríforo sostenía la lanza en la mano izquierda (a nuestra derecha),
tensando por consiguiente el hombro izquierdo y levantándolo ligeramente. La pierna izquierda no soporta
ningún peso y la cadera cae; el torso se expande. El brazo derecho del Doríforo cuelga relajado, el hombro
está caído. La pierna derecha soporta su peso, la cadera está levantada. El torso entre la cadera y la axila se
halla contraído.
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